DE PIE SOBRE UN MUNDO INCIERTO
¿En qué mundo vivimos?
Esta es una pregunta que muchos se han hecho en más de una ocasión. La
respuesta a ésta pregunta está en los acontecimientos que se desarrollan alrededor,
casos que muchos de ellos no tienen ya un calificativo, porque van más allá de
la violencia, egoísmo, y ambición.
Los actos de violencia
ya se han vuelto algo común, la inseguridad cada día más se incrementa, ¡hoy! Es
sorprendente escuchar hablar a alguien de lo bien que le fue y lo seguro que se
sintió andando por las calles de la ciudad.
En este mundo en que estamos viviendo, cada vez más nos encontramos con personas que no tienen carácter ni voluntad para rechazar todo acto incorrecto, más bien, son tan débiles que prefieren unirse y ser uno más de aquellos que creen sentirse dueños del mundo, pero no son más que los mismos cavadores de su tumba.
IGUALDAD DE GÉNERO.
Hoy en día son muchos
los movimientos feministas que se han levantado, saliendo a las calles a exigir
una igualdad de género, que para ellas no existe.
La mujer en pleno
siglo XXI, se siente indefensa a los múltiples ataques que pueden recibir por
parte de los hombre. No se sienten protegidas por un gobierno ni por las leyes
que rigen en su país. Ellas se han visto obligadas a unir fuerzas para salir a
las avenidas y alzar su voz, exigiendo justicia por todas aquellas mujeres que
han sido violentadas por un hombre.
El irrespeto hacia el prójimo y el desamor hacia los más indefensos y la superioridad, es algo que avanza sin freno en los pueblos latinoamericanos. Sin duda, el mundo en que vivimos, es un mundo cambiante, un mundo que se transforma cada día, pero no para mejora, ¿En qué se está fallando? ¿Dónde está la solución a estos problemas? ¿Cómo podemos mejorar nuestro mundo? Son preguntas que aún no tienen una respuesta.
UNA POLÍTICA EN
DECADENCIA.
Los políticos, los
gobernantes; los escogidos para que representen a la sociedad, son acusados
por los medios, como personas corruptas, que se han aprovechado de la confianza
que el pueblo les dio para ubicarlos en el puesto que están.
Han convertido a la
política, en una oportunidad para enriquecerse, para asegurar un estado de
vida cómoda y satisfactoria el resto de su existencia. Esta es una imagen totalmente distorsionada del arte de gobernar.
En el mundo hace falta más empatía, amor propio, más moral, dejar
aún lado el egoísmo, el pensar que solo uno tiene derecho de ser feliz y
disfrutar de comodidades. Es tanta la ambición que reposa en el corazón de la
humanidad que se han olvidado que no están solos en este mundo; que existen más
personas alrededor y que también tienen derecho de disfrutar de lo bueno que la vida
les ofrece.
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