UNA TAZA DE CAFÉ POR LA MAÑANA
En una mañana llena de incertidumbre salí a toma un café, algo que solo hago cuando estoy con tiempo de sobra.
Llegué a la cafetería, pedí algo sencillo, tenía que hacer otras compras y no podía demorar mucho. Mientras degustaba lo pedido, observé a una señora con problemas en su caminar, ella usaba un andador para poder movilizarse y aparte dos personas más que la acompañaban, no era suficiente el andador para poder mantener su estabilidad, al ver esto me pregunté ¿Qué le pudo haber pasado? ¿Pensó algún día esa persona, estar en esa condición? Tal vez la respuesta es, no. Y es que nadie se imagina que la vida le puede cambiar de un momento a otro, todos vivimos tan confiados y creemos que si hoy estamos bien de salud o económicamente, esa va hacer nuestra condición siempre.
Los seres humanos no tenemos la capacidad de ver más allá de lo que nuestros ojos nos lo permite y no podemos ser tan confiados y egocéntricos al creer que nosotros tenemos el control de nuestra vida, cuando la realidad es otra. No somos los dueños de nosotros mismos, no mandamos en nuestro caminar. Es verdad que cada quién es libre de actuar como uno quiere, pero eso no nos hace amo y señor de lo que le llamamos nuestro destino.
Debemos ser responsables por nuestros actos, pero sin ser egoístas con nuestro porvenir.
Compartamos con los demás nuestra felicidad, nuestro amor y nuestros vienes, puede ser que mañana ya no podamos hacerlo, porque aún a nosotros nos podría hacer falta.
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