LA HABITACIÓN DE LA INDECISIÓN
Atrapado en un laberinto
Solo en mi habitación sin hacer nada y teniendo mucho que realizar en la vida. Estos son los momentos en donde me siento atrapado en un laberinto, queriendo conseguir muchas cosas en la vida, pero sin saber por dónde iniciar. Es una mezcla de emociones que invaden mi interior; miedo, falta de decisión, y a eso le sumamos el poco ingreso monetario.
Los años pasan y siento
que solo he avanzado una cuarta parte de mi vida, quiero pegar un grito al cielo
tan fuerte hasta desmayar y al despertar, ver mi vida siendo otra, teniendo
grandes logros, éxitos y comodidad, todo lo que cualquier persona desearía tener
para ser feliz.
Pero la realidad es
otra y es que, sin decisión, voluntad y esfuerzo, jamás llegaremos avanzar en
nuestra peregrinación por este mundo. En una ocasión me parece haber leído o
escuchado, ¡no estoy tan seguro! una frase que decía: “El éxito les da a todos una oportunidad, solo los que están atentos podrán disfrutarla”.
El mañana es algo desconocido, para algunos es como una cortina de humo, que al ir avanzando poco a poco la neblina se va disipando, para otros, es como un lienzo en blanco donde tu eres el artista quien decide que dejar plasmado en él. Creo que todos somos responsables de lo que nos pueda pasar el día de mañana. El fracaso o el éxito, depende de uno mismo.
La falta de decisión
es consecuencia de la ausencia de fe, fe en que Dios nos acompañará en el
camino que decidamos emprender, que no vamos ha estar solos, que a pesar de
nuestros errores, Él es tan bueno, que no nos dejará morir.
Se ha enseñado como consejo sabio la frase: “piensa antes de hacer las cosas”, y me parece correcto, pero muchos de nosotros hemos tomado ese proverbio para excusar nuestra cobardía, para esconder nuestros miedos a enfrentar la vida.
Para ejecutar toda idea que esté
relacionada con nuestro avance y desarrollo personal, no hay porque pensarlo
dos veces, solo hay que decidirse, tener fe y actuar.
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