LA SOLIDARIDAD
La solidaridad es una virtud que difícilmente se halla en las personas, pero quienes la practican, son bien vistas y apreciadas, son calificadas e identificadas como personas de un buen corazón. Ser solidario provoca alegría en el corazón de todos quienes se benefician de sus buenos actos, quien lleva la solidaridad como virtud, siente paz consigo mismo ya que le trae satisfacción el poder ayudar a los demás y quienes reciben la ayuda son aún más los agradecidos.
EL DON DEL SERVICIO
Este consiste en brindar una buena atención a los demás, realizar actividades beneficiosas al prójimo y hacer que las personas se sientan cómodas con la atención que se les está brindando. La persona servicial no espera que lo escojan para dar su servicio sino al contrario, él está buscando a quien ayudar, él va en busca de personas que necesitan de sus servicios.
Éste mundo está lleno de personas que necesitan de mucha ayuda y no solo de manera económica sino también emocional, sentimental o psicológica. El mundo cuenta con una escases de personas de corazones solidarios y caritativos, de personas que estén dispuestas a dar una buena atención a quienes lo necesitan. Hoy, en estos tiempos, se necesita más personas que muestren interés por quienes están falta de algún bien en su vida.
La persona solidaria siempre está dando más de lo que se le ha pedido, para él no es un problema despojarse de sus bienes para ayudar a quienes lo necesitan. Quien es solidario siempre demostrará interés y compasión por los demás y su prioridad será ayudar a quienes lo requieren.
La solidaridad y el servicio son virtudes esenciales en un mundo donde el apoyo y la compasión hacia los demás parecen escasear. Este texto resalta cómo el ser solidario y tener el don de servicio no solo brinda paz y satisfacción a quien ayuda, sino también transforma la vida de quienes reciben ese apoyo. A través del ejemplo de Abraham en la Biblia, vemos la importancia de atender a otros con genuino interés, una práctica que hoy día resulta más necesaria que nunca. En definitiva, la verdadera solidaridad implica dar sin esperar nada a cambio y buscar activamente a quienes necesitan ayuda, creando así un entorno de empatía y generosidad.


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